Cuico V/S Cuafo
Cuafo: concepto cacofónico y sombrío, despreciable y abyecto, ruin y bastardo. Cuafo era a comienzos de los noventa, por lo menos en Viña, un término altamente peyorativo, el antónimo de cuico, el cual no tiene nada de bueno tampoco. Cuando veíamos una niña fea, era las cuafa, caundo comprábamos algo de mala calidad, era cuafo, un pulento era un cuafo y para qué hablar de aquellas personas de estratos socioeconómicos más bajos. Es decir, todo aquello que podía ser mirado sobre nuestro gran y musculoso hombro de niños "bien" era cuafo.
Cómo no recordar que nuestras primeras fiestas estaban signadas por el fracaso y la conversación obligada y sin sentido o, mejor dicho, por la burla y la injuria gratuita cuando salíamos con las cuafas, las feas, las negras, las planas, las pechugonas, las pecosas, las que usaban frenillo y eran espinilludas, velludas y más altas y gordas que nosotros. Aquellas de las que arracamos cuando aparecieron las bonitas, las rucias de pelo castaño, las de ojitos claro, las blanquitas o morenitas tostadas por la madre naturaleza. Las risueñas, las silenciosas, las que se secreteaban y luego gritaban a todo pulmón con tono agudísimo cuando uno decía una indecencia y que por si fuera poco, no nos pescaban.
Nada importaba, ellas llegaban a la fiesta y luego se iban con el niño más grande, más hablador, más atrevido, con el mejor deportista, con el que salía hasta más tarde o, sencillamente, con el más rebelde sin causa.
Nosotros, eramos los cuafos, los niños imberbes y novatos botados a choro, los gorditos, los que nos dedicamos a leer y a estudiar, porque no nos quedaba otra, los fanáticos de las pichangas. Nosotros sin saber quienes éramos despreciábamos a las cuafas, nos reíamos de ellas sin saber que, simultáneamente, eramos objeto de la injuria gratuita y la risas y las chanzas y el desprecio.
Agradezco al término cuafo por acogerme amablemente y por venirse intempestibamente, exigendo justicia.
Vivan los cuafos, vivan los cuicos( a mi pesar)